viernes, 5 de agosto de 2011

A sólo seis días...

   A tan sólo seis días de mi partida me detengo a escribir unas líneas, sucumbiendo a una presión familiar, grupal y coral:    “¡¡¡ESCRIBAN, ESCRIBAN, ESCRIBAN!!!”



Pero es que realmente no sé bien qué escribir todavía, porque para mí todo lo que tengo que decir es obvio, y no es muy considerado con el lector decir cosas obvias.

   De todas formas, veamos… quizás mientras vaya tipeando vaya bajando cierta inspiración.

   Tuve la buena suerte de nacer, hace 21 años en medio de un desastre. Muchos se preguntarán por qué hablo de desastre como algo positivo, y respondo:  a mi modo de ver, los desastres siempre traen consigo fuentes de inspiración artística y por ende, belleza.
   La familia Weil es y siempre ha sido caótica.  Es un poco de gente que no se calla y que le echa vaina a quien sea que llegue: monseñor, ministro o genio. Sin embargo, hay tan buenas intenciones y tan buena acogida a cualquiera, que inclusive el más duro y el más parco se enamoran. Eso sumado a gente trabajadora (como mi tía Clarisa, Leandro, Patricia y todos los demás que han hecho esto posible) es la receta ideal para llevar a cabo un proyecto, un nuevo reto.
   Pienso que el coro La Acerita no es solo un grupo de gente que canta junta. Para muchos es alivio y consuelo,  para otros amistad y diversión, para otros esperanza. Para mí es la mezcla perfecta de dos de mis cosas preferidas en la vida: mi familia (que ya no es sólo consanguínea) y cantar.
   Hoy escribo con la mayor ilusión del mundo porque, después de siete meses, en pocos días voy a ver a varias de las personas que más quiero.
   Después de más de 30 años y dos discos, La Acerita se embarca en un nuevo viaje para seguir enviando al mundo un mensaje de familia, amistad y trabajo. Que suerte tengo de poder participar y…

   QUE EMOCIÓN!


Clarisa Helena Mendoza

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