Misa de envío peregrinos venezolanos |
Estamos a 8 días de la partida. Las ojeras de pocos, las puntadas de otros, las llamadas de apoyo de muchos y los ánimos de todos han sido la constante en estos días. Sin embargo, del lunes para acá hay como una tensa calma entre todos nosotros. Pareciera que llegó el momento de que cada quien comience a cuadrar todas sus cosas para preparase al viaje. Trabajo atrasado (mi caso concreto), tintorería, barbería, compras en farmatodo, correos electrónicos coordinando las visitas posteriores que se harán, CADIVI personal, en fín, todas las diligencias necesarias propias de un viaje.
Pero lo que más me llama la atención es que hay también una agenda común. Muchos de nosotros han demostrado que, además de la preocupación personal, hay una preocupación por los otros compañeros de coro, de viaje y de peregrinación. Nos preocupa a todos los problemas de los pasaportes de los demás, el itinerario de cada uno, cuando salimos y cuando llegamos, las enfermedades y operaciones repentinas de todos. Por ahora, pareciera que, aún sin muestras concretas, se respira una idea de unión grupal, que será sometida a prueba la próxima semana.
Creo que esa es la gran meta de La Acerita. Demostrarnos a nosotros mismos que somos, en realidad, un grupo de amigos verdaderos que son capaces de lograr cosas tan importantes como la que vamos a hacer este mes de agosto. Lo que nos refirió el charlista, a saber, que somos personas que ayudamos a elevar el nivel de vida de los demás, más que una afirmación es la confirmación de un compromiso que tenemos frente a los que serán nuestro público. Por lo tanto, el título de esta entrada se responde de forma cierta, no así fácil. Sí es una peregrinación con amigos porque, además del posible crecimiento personal que cada uno tendremos (o no), hay también un crecimiento grupal, que será la convicción grupal de que somos, más que un coro, un grupo que transforma positivamente, durante una hora de presentación, la realidad circundante.
Así que a preparar maletas, que estamos por despegar.
Leandro.